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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA DISTINCIÓN ENTRE REINO Y REINADO DE DIOS


Por Antonio Piñero


Los términos para reino y reinado son en griego basileia, en hebreo clásico mamlaká y en arameo malkut. Todos ellos significan “realeza” de modo general.


• “Reinado”, en español, sería “ejercer la realeza”, el mando, la soberanía. Sería la noción dinámica de Dios que ejerce su soberanía sobre el universo, sobre su pueblo elegido, sobre todos los pueblos, o sobre la historia, etc.


• “Reino” sería el territorio sobre el que se ejerce esa realeza o soberanía. Sería como la realidad concreta que es gobernada por Dios, una realidad espacio-temporal que de algún modo constituya un ámbito en el que Dios ejerza su soberanía.
Sin embargo, la mayoría de la veces, no precisamos tanto y utilizamos “Reino de Dios” de un modo más general significando unas veces “reinado” y otras “reino”.

En el Evangelio de Mateo sobre todo aparece por lo general “reino de los cielos” en vez de “reino de Dios” (sólo 4 veces: 11,28; 19,24; 21,31.43). Se ha pretendido buscar alguna diferencia de matiz, pero no parece que exista ninguna, en verdad. Parece que “reino de los cielos” era un modo propio de Mateo -un piadoso escriba judío hecho judeocristiano- de evitar la palabra “Dios”. Por tanto, si tal expresión era propia del Evangelista, parece poder concluirse que la expresión más original en boca de Jesús era “reino de Dios”.


Los rasgos mínimos, esenciales, del Reino de Dios en los que todos los judíos estaban de acuerdo eran los siguientes:


1. Dios, como creador, es rey de toda la tierra, de todas las naciones


2. Desgraciadamente no todos los pueblos, ni mucho menos, reconocen esa realeza. En realidad, sólo Israel. Este es el pueblo elegido por Dios para manifestar plenamente su realeza.


3. Tarde o temprano el reinado divino será reconocido por todas las gentes, lo quieran o no. Dios se encargará de que así sea. Esta esperanza se describe de modo diverso. La más típica se halla en el libro de Daniel 2,35-45: los poderes del mundo están simbolizados por una estatua gigantesca, pero con pies de barro; de una montaña se desprende por obra de Dios una piedra, que pulveriza la estatua; la piedra –el poder de Dios- va creciendo y ocupa toda la tierra.


Señala James D.G. Dunn, en Jesús recordado (obra que comentaremos en su momento) que en la exégesis moderna, cuando se trata de precisar y concretar cuál sería exactamente el pensamiento nuclear de Jesús, hay un buen número de propuestas:


• Para unos sería el reino la restauración del Israel completo (la reconstitución de las doce tribus de las cuales se habían perdido nueve y media desde la invasión de Israel por parte del rey asirio Salmanasar, que terminó con ese reino y la destrucción de su capital Samaria en el 721 a.C.)


• Para otros sería como la concretización de la definitiva “vuelta del destierro de Babilonia”, nunca producida totalmente, una suerte de culminación historia global de la salvación de Israel.


• Para otros sería como el símbolo de las protestas de las gentes israelitas contra las desigualdades sociales y la opresión en el Israel del siglo I. Esa protesta sería profética, al estilo antiguo, y llevaría consigo el deseo de Dios acabara de una vez con tanta desgracia, ya sea Él solo, ya con la participación de los seres humanos (por las armas /por el arrepentimiento)


• Para otros sería el anuncio de la llegada de una sociedad humana casi perfecta, utópica, en la que los hombres se realizarían perfectamente. En concreto (J. D. Crossan) el reino de Dios sería una revolución impulsada por Dios que llevaría a una sociedad igualitaria a favor del campesinado mediterráneo en su conjunto y en particular el de Israel.


• Para otros sería el “reino” una metáfora que implicaría que Dios impondría en los hombres una sociedad donde imperara la “voluntad incondicional de hacer el bien”.


• Para otros finalmente (sobre todo después de Norman Perrin) la expresión “Reino de Dios” no sería más que un símbolo flexible empleado por Jesús con la conciencia de que no era posible utilizar nada mejor para indicar, o evocar, que vendría un tiempo (¿o que ha empezado ya?) en el que Dios actuaría como rey. Pero un símbolo consciente de que detrás no hay más que un “mito”, es decir, un modo de expresión de una realidad divina, cierta y existente, es verdad, pero que no se puede expresar totalmente con palabras humanas.


Como se ve, hay multitud de interpretaciones… precisamente porque Jesús -como indicábamos- nunca precisó, o nunca tuvo necesidad de precisar, el núcleo de su pensamiento acerca del “Reino” (Tal vez porque era harto conocido por sus paisanos).
Estoy de acuerdo con James Dunn en que lo mejor para explicar en lo posible el concepto de “Reino de Dios” hay que pensar en los términos de una especie de “historia o narración global” -tomada del Antiguo Testamento y de los escritos apócrifos judíos que lo complementan incluidos los manuscritos de Qumrán- de los elementos de ese reino, de las ideas populares en torno a él que estaban presentes en las mentes de los que escuchaban a Jesús.


Esos elementos son unos catorce e intentaremos ofrecer de ellos un panorama en próximas entregas.


Seguiremos, pues.


Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

LA AUTORIDAD DE LAS ESCRITURAS


ENTREVISTA AL DR. ANTONIO PIÑERO SOBRE LA AUTORIDAD DE LOS EVANGELIOS MÁS ANTIGUOS O CANÓNICOS, VERSUS LOS EVANGELIOS NO CANÓNICOS O APÓCRIFOS
Entrevista a Antonio Piñero ante su último libro sobre los 76 evangelios. Antonio Piñero es: – Catedrático de Filología Neotestamentaria en la Universidad Complutense de Madrid – Licenciado en Filosofía Pura – Doctor en Filología Clásica, – Licenciado en Filología Bíblica Trilingüe – Licenciado en Filología Clásica en las Univesidades de Madrid y Salamanca) Es actualmente uno de los mayores expertos mundiales en la Biblia y los mitos cristianos. Haga -click- en el encabezado y vea el interesante video.

LOS OVNIS Y EL DIABLO


Fragmento del documental “UFO, the hidden truth” (ovnis, la verdad oculta), donde propone que los seres extraterrestes que hoy dia relacionamos con los ovnis, son los antiguos demonios que aparecen a lo largo de la historia. Tambien vincula los casos de abducciones con las posesiones demoniacas.

El documental está en inglés con subtítulos en castellano. Emitido por el canal evangélico “vida”. Haga -click- en el encabezado y vea los videos que están muy interesantes.

LOS TESTIGOS NO ACEPTAN TRANSFUSIONES DE SANGRE


Por Juan P. Valles

La sangre es, como todos sabemos, una sustancia que circula por nuestro organismo y que es esencial para la vida. Los testigos han dicho y aceptado, además de sus muchas herejías, el de no aceptar ni ofrecer transfusiones de sangre, esto debido a una mala comprensión de las Escrituras.

En una publicación titulada “¿Cómo puede salvarle la vida la sangre?”, la organización Watchtower cita algunos pasajes aduciendo que éstos se refieren al comer sangre. Dicen:

“En la Ley se declaró vez tras vez la prohibición del Creador sobre el ingerir sangre para sostenerse la vida. La sangre es la vida; así que no deben comer la vida junto con la carne. Lo que deben hacer es derramarla en la tierra como agua. No la coman, y les irá bien a ustedes y a sus hijos por hacer lo recto. (Deuteronomio 12:23-35, VP; 15:23; Levítico 7:26, 27; Ezequiel 33:25)”[i]

La razón por la cual los testigos de Jehová no aceptan las transfusiones es que aducen que recibir sangre es como ingerirla, comerla. Y como ciertamente existen versículos que expresan que comer sangre es comer la vida o el alma, ellos creen tener motivo para no aceptar estas prácticas.

Ahora bien, ¿qué dice la Escritura exactamente?

En Levítico 17:10 se nos declara: "Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo". Y en el capítulo tres, verso diecisiete del mismo libro dice: “Estatuto perpetuo será por vuestras edades, dondequiera que habitéis, que ninguna grosura ni ninguna sangre comeréis.”

Ahora bien, pudiéramos seguir citando versos aquí que hablen de la sangre y encontraremos que todos hablan de lo mismo: no comer sangre. Si el testigo de Jehová señala que la prohibición es porque no puede beberse la sangre, habrá que especificarle que la Biblia nada habla al respecto. ¿Dice la Biblia que no se beba sangre? En lo absoluto. En las prohibiciones que hay respecto a la sangre lo que se nos dice es que no comamos la sangre, queriendo especificar con ello que no comamos carne con sangre:

Dice la Palabra de Dios: "... decidles que me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre". (1Samuel 14:34) En otro texto dice: “No comeréis cosa alguna con sangre.” (Lev 19:26) Y en Deuteronomio habla: “Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramarás como agua.” (15:23)

Es común que el testigo cite el Nuevo Testamento para apoyar su teoría con respecto a la sangre, y específicamente citará hechos 15:28 y 29. Como ya se dijo antes, el capítulo 15 de hechos presenta a los principales líderes de la iglesia primitiva acordando sobre las leyes judías y los gentiles. Ahora bien, qué dice exactamente el texto?

“que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” (Hechos 15:29)

Este verso, como muchos otros más, no habla de beber sangre como puede querer inferir el testigo, sino de “comer” la carne con la sangre. Tal prohibición se recalcó el concilio de Jerusalén. Lo que no se explica es qué relación pueda tener todas estas cosas con las transfusiones, y puede verse que ninguna. Tal vez por razones de salud Dios quiso que así fuera, pero no habla nada de las transfusiones.

La Biblia admite en un pasaje muy bien conocido el hecho de beber sangre, y aunque no lo establezca de manera literal, ¿permitirá el Señor alguna contradicción en su Palabra?

“…Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto…” (Mateo 26: 27,28)

De por sí, Dios no nos acepta por lo que comamos, como dice: “Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.” (1Corintios 8:8).

De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. (1Corintios 10:25-27)

¿Es cuestión de interpretación? Evidentemente. Aunque el texto no infiere nada de eso, el testigo de Jehová no salvará la vida a alguien que la necesite por cuestiones de interpretación bíblica. Jesús estuvo contra gente de esta clase:

"Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" (Lucas 13:10-16).

En este caso no se toca el tema de la sangre, pero es semejante, ya que por cuestiones de interpretación y legalismo unas personas no permitían que se sanara a otra que estaba enferma. Nadie puede utilizar la Ley de Dios para dañar a otra persona; ese no es el ejemplo dado por el Señor que pidió que nos amáramos los unos a los otros. Y si alguien quiere tocar el tema de la Ley no quedará más que decir con el apóstol:
"Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14). Así que si alguien necesita de sangre para sanar, ¿por qué no ayudarle? O, como dijera el Señor Jesús: “Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿salvar la vida, o quitarla?" (Lucas 6:9). “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13)

¿QUÉ ES APOLOGÉTICA?


¿Qué es Apologética?

Por Juan Valles

La apologética puede ser entendida como un recurso cristiano, con la finalidad de proporcionar evidencia a aquel que demande una explicación de la fe en que estamos o creemos.

Una conocida enciclopedia la define así: Apologética, en filosofía significa la justificación de los propios argumentos y convicciones. De forma general se entiende como el hecho de responder a aquél que pide una explicación. Es una opción por el diálogo. Cuando la religión cristiana comienza a ser conocida y criticada, un grupo de fieles comienza a explicar el sentido de su fe y a responder a los ataques y críticas que reciben desde otras confesiones. A estos autores se les llama apologetas y constituyen la primera generación de cristianos que recurren a la Escritura como fundamento de la defensa de sus creencias. Tertuliano, autor de Apologético; Justino y su Diálogo con Trifón; Taciano con su Discurso a los griegos y así también algunos autores anónimos (Carta a Diogneto), son algunos de los principales apologetas de la historia.

En la Biblia, el término apologética es traducción de la palabra "defensa", y halla su base en 1Pedro 3.15 que dice: "...y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros..."

La apologética ha ido siempre a la par con el evangelismo. Es increíble que la mayoría en las iglesias no sepan lo que significa esta palabra, que vivan ajenos a las verdades objetivas que tiene el cristianismo, y no se relacionen con las evidencias que los incrédulos suelen demandar.

Entonces, ¿es importante la apologética? Sin duda. Puede ser un requisito para predicar. Por ejemplo: ¿cómo predicarle a los integrantes de las sectas si no se conoce bien la doctrina? Un testigo de Jehová demandará citas bíblicas, buenos argumentos y una buena hermenéutica. Si no conocemos la Biblia ni las doctrinas sectarias tendremos un claro obstáculo para anunciar el evangelio, y de igual manera, cuando el ateo, el agnóstico, el filósofo, el letrado o aquél que simplemente ponga en entredicho el mensaje de la Biblia exija una explicación, ¿qué diremos?

La Biblia dice: "y estad siempre preparados..." Esto no es un buen consejo, hermanos, es un mandamiento del Señor...