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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 21 de septiembre de 2008

LA SECTA DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Lo que la Watchtower no les dice a las “otras ovejas”!

Según la Sociedad Watchtower, la Biblia presenta a los T.J. fieles dos esperanzas una celestial y la otra terrenal, la celestial limitada a un número de 144.000 testigos, la otra, a un número indeterminado. Ellos basan esta creencia en textos aislados fuera de su contexto, y separados de lo que enseña las Sagradas Escrituras en su totalidad; además de la presentación distorsionada y limitada del texto griego original.

La revista La Atalaya del 15 de Agosto, 1980, en un artículo titulado: “La grande muchedumbre rinde servicio sagrado —¿dónde?”, presenta varios "argumentos" para defender este punto de vista. Los planteamientos básicos son, (1) Que la palabra griega naós no significa el Santuario Interior o lugar Santísimo solamente, sino que incluye los atrios (patios) y toda el área del templo. (2) Que fue de los atrios del templo exterior (naós) de donde Jesús echó a los cambistas; esto por tanto probaría que naós es también los atrios o patios del templo. (3) Que «la pregunta [¿dónde está la grande muchedumbre?] gira alrededor de esa palabra griega original [párrafo 4 del artículo de la revista La Atalaya]». Y por tanto, la grande muchedumbre que se menciona en Apocalipsis 7: 15 que dice que estaba en el templo frente al trono de Dios no necesariamente tenía que estar en el cielo ya que naós templo también se refiere a los atrios del templo, y que estos atrios se encuentran en la tierra. En otras palabras, que el grupo de 144.000 se encuentra en el cielo o Lugar Santísimo del templo, mientras que los de la grande muchedumbre se encuentra en el templo también, pero en los atrios (la tierra). Primero veamos lo que dice el pasaje en cuestión Apocalipsis 7:9-15: «Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en sus manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amen. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Pero esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo[griego: naós(naos)]; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos…»

Resulta sorprendente cómo una organización como ésta que reclama tanto conocimiento de los idiomas originales en que fue escrita la Biblia, además de pretender ser la única de haber hecho una traducción correcta de ella (Traducción del Nuevo Mundo), haga tales planteamientos.

Antes de hacer un examen minucioso de este pasaje de Apocalipsis 7:9-15, me pregunto: ¿Cómo podemos hacer un análisis correcto de la palabra TEMPLO en el Nuevo Testamento sin tener en cuenta las diferentes palabras griegas que se usan para esta? La SWT, además de cambiarle el significado a la palabra griega naós, deja otra palabra griega fuera del cuadro, sin ni siquiera mencionarla, la cual nos da unas perspectivas correctas del asunto en cuestión. Veamos.

A lo largo del "Nuevo Testamento" hay 3 palabras griegas que se traducen como "templo" estas son: [referencia: The Strong´s Exhaustive Concordance of the Bible, by: James Strong]

(1) naós,[Strong´s 3485]. Se vierte como: santuario, templecillo, templo; y traduce 44 veces en el Nuevo Testamento como templo. (2) hieron,[Strong´s 2411]. Se vierte como: santuario, templo; y traduce 71 veces en el N.T. como templo (3) oikos,[Strong´s 3624]. Se vierte como: casa, familia, templo; y se traduce 1 vez en el N.T. como templo.

El "Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento" por: W.E. Vine, M.A. editorial Clie, en español, vol. II, III, pp.14, 122-125 define estas palabras como: TEMPLECILLO.

NAOS (naoV), la parte más interior de un templo, un santuario, se emplea en plural en Hechos 19:24, de los modelos de plata del santuario pagano en el que se conservaba la imagen de Diana (griego, Artemisa). Los modelos eran grandes o pequeños, y eran signo de riqueza y devoción por parte de los compradores. La variedad de formas relacionadas con el embellecimiento de la imagen daba "no poca ganancia" a los plateros. Ver TEMPLO

TEMPLO

HIERON (ieron), el neutro del adjetivo hieros, sagrado, se emplea como un nombre, denotando un lugar sagrado, un templo, el de Artemisa (Diana), Hechos 19:27; el de Jerusalén, Marcos 11:11, significando todo el edificio con sus recintos, o alguna parte del mismo, en distinción a naos, el santuario interior; aparte de en los Evangelios y en Hechos, es mencionado sólo en 1 Co. 9:13. Cristo enseñaba en uno de los atrios, al que tenía acceso todo el pueblo. Hieron nunca se emplea en sentido figurado…. En el N.T. la palabra naos se refiere a la casa misma, y hieros a los edificios y atrios en general. Es evidente que el Señor nunca entró en la casa, o Santuario, reservado a los sacerdotes…
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2. NAOS (naoV), un santuario, era utilizado (a) entre los paganos, para denotar el santuario conteniendo el ídolo, Hechos 17:24; 19:24 (miniaturas en este último pasaje, ver TEMPLECILLO); (b) entre los judíos, el Santuario del Templo, en el que sólo los sacerdotes podían entrar legítimamente, p.e., Lucas 1:9, 21, 22. Cristo, al pertenecer a la Judá, y no ser por tanto un sacerdote mientras vivía sobre la tierra (Hebreos 7:13, 14; 8:4), no entró en el naos …© metafóricamente, utilizado por Cristo de Su propio cuerpo físico, Juan 2:19,21; (d) en la enseñanza apostólica, en sentido metafórico, (1) de la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo, Ef. 2:21; (2) de una iglesia local, 1 Co. 3:16, 17; 2 Co. 6: 16; (3) del actual cuerpo del creyente individual, 1 Co. 6:19; (4) del Templo visto en visiones en el Apocalipsis, 3:12; 7:15; 11:19; 14:15, 17; 15:5, 6, 8; 16:1, 17; (5) del Señor Dios Todopoderoso y el Cordero, como el Templo de la Nueva Jerusalén Celestial, Ap. 21:22. OIKOS, es traducido templo en Lucas 11:51. Ver CASA
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SANTUARIO

2. NAOS(naoV) se utiliza de la parte interior del Templo en Jerusalén, en Luc 1:9, 21, 22. Ver TEMPLO.

CASA

OIKOS (oikoV) denota (a) una casa, una morada,… y similarmente del templo. Luc. 11:51.

Este mismo punto lo encontramos también en la página 376 de La Atalaya del 15 de Junio de 1961, en una porción que considera el capítulo dos de Juan y la cuestión de cómo podía el templo dar cabida a los cambistas y a todos los animales que en él se vendían. El punto en cuestión dice:

La misma Sociedad Watchtower contradiciéndose a sí misma en una publicación anterior, reconoce este punto, considerando el evangelio de Juan capítulo dos, con relación al cupo de los cambistas y de los animales que se vendían en el templo:

Qué clase de edificio pudiese haber sido que tuviese espacio para todo este tránsito? La realidad es que este templo no era un sólo edificio sino una serie de estructuras de las cuales el santuario del templo era el centro. En la lengua original esto se hace bastante claro, distinguiendo los Escritores de la Biblia entre los dos por medio del uso de las palabras hierön y naós. Hierón se refería a todos los terrenos del templo, mientras que naós aplicaba a la estructura del templo mismo, sucesor del tabernáculo del desierto. De modo que Juan nos dice que Jesús halló todo este tráfico en el hierón. (La Atalaya 15 junio de 1961, p. 376)

Observando todas estas definiciones anteriores, vemos que La Atalaya del 15 de Agosto de 1980 trata de distorsionar la verdad sobre este asunto. El planteamiento (1) que hace la SWT es falso en su totalidad ya que la palabra naos (naos) se refiere exclusivamente al santuario interior o lugar Santísimo (Templecillo), al cual en el templo judío sólo los sacerdotes tenían acceso. Evidentemente es falso que naos se refiera a los atrios y al templo en general con todas sus edificaciones; ya que hay una palabra griega hieron(ieron) que se refiere al templo en su totalidad, incluyendo los atrios, « en distinción de naos, el santuario interior ». ¿Por qué la SWT miente al cambiarle u ocultarle el verdadero significado a la palabra naos?, Ya que ellos mismos reconocen [Planteamiento (3)] en su artículo que: «la pregunta gira alrededor de esa palabra griega original » [La Atalaya, párrafo 4]

¿Por qué ocultan la otra palabra griega hieron (ieron) al no hacer referencia omitiéndola, en el artículo, la cual si se refiere al templo en general incluyendo sus atrios? Con respecto al planteamiento (2) ¿Por qué mienten al declarar que?: «fue en los atrios del templo (naos) exterior de donde Jesús echo a los cambistas » [La Atalaya, párrafo 4; también vea la ilustración de esa página]

Es interesante examinar que el relato de cuando Jesús echo a los cambistas del templo se encuentra en Juan 2:13-16 y sin embargo, en este artículo, "La Atalaya" al referirse a este hecho, da la cita Juan 2:19-21. ¿Por qué? La razón es que en Juan 2:19-21 se usa la palabra naos [pero no con referencia a los atrios del templo, como ellos pretenden], sino es « metafóricamente utilizado por Cristo de Su propio cuerpo físico » (Diccionario Expositivo del N.T. por: W.E. Vine). Podemos ver prueba de esto en la propia literatura de la SWT en la "Traducción Interlineal del Reino de las Escrituras Griegas", ed. 1969 p. 425. Pues bien, se acercaba la pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 14 Y halló en el templo [griego: hieron (ieron)] a los que vendían ganado vacuno y ovejas y palomas y a los corredores de cambios en sus asientos. Por consiguiente, después de hacer un azote de cuerdas, expulsó del templo [griego: hieron (ieron)] a todos aquéllos junto con las ovejas y ganado vacuno, y derramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. 16 Y dijo a los que vendían las palomas:" ¡Quiten estas cosas de aquí! ¡Dejen de hacer de la casa de mi Padre una casa de mercancías!"» ¿Cómo puede ser que esta organización actúe tan deshonestamente, engañando al público, por el deseo de mantener a cualquier costo esta falsa doctrina de que el cielo es solo para un grupo limitado de 144.000 personas? Otros argumentos adicionales presentado en este número de La Atalaya son: [1] Es que Judas Iscariote cuando « trató de devolver el dinero que había recibido …» y citan Mateo 27:5 el cual dice: «El [Judas] tiró las monedas en el Santuario [naós], se retiró y fue y se ahorcó». (Biblia de Jerusalén) Mateo 27:5 La S.W.T. dice al respecto : «… la palabra griega aquí no se refería al santuario interior con su pórtico, Santo y Santísimo, en el cual el sumo sacerdote introducía la sangre de los sacrificios en el Día de la Expiación anual. Significaba el templo con todos sus atrios. Por eso se puede decir que los que los de la "grande muchedumbre" están en el "templo," o naós, de Dios y sin embargo no están en el cielo como criaturas de espíritu con los 144.000 israelitas espirituales que componen el "rebaño pequeño"…» [La Atalaya, p.16, párrafos 8, 9]

Sin embargo, es esto lo que dicen las Escrituras; ellos presentan este argumento usando el texto aislado fuera de su contexto, y separado de lo que enseña las Sagradas Escrituras en su totalidad. Veamos, los que dice los versos 5 y 6 conjuntamente: 5 Y arrojando las piezas de plata en el templo [naós], salió, y fue y se ahorcó. 6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Evidentemente, Judas Iscariote no echo las piezas de plata dentro del [edificio] lugar Santísimo [naós], al cual solo tenían acceso los sacerdotes. El las arrojo al tesoro del templo, junto a la puerta del Templo o Santuario [naós], donde estaban las alcancías para recibir las ofrendas voluntarias del pueblo para el sustento y el mantenimiento del sacro edificio. Además, el profeta Zacarias 600 años antes, en el A.T. escribió una profecía en relación a este evento, la cual dice:

« Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Echadlo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro. » Zacarias 11:12, 13 [2]Un segundo argumento adicional presentado en este número [p.15 párrafo 5] es señalando: Isaías 66:6. Que la palabra griega en este pasaje en la Versión de los Setenta usada para templo es naós, refiriéndose proféticamente a la destrucción de « la entera zona del templo con todos sus edificios». Pero el texto en cuestión dice simplemente: «Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo(naós), voz de Jehová que da el pago a sus enemigos. » (Isaías 66:6, Versión Reina-Valera 1960) «Voz de estruendo viene de la ciudad, una voz sale del templo: la voz del Señor que da el pago a sus enemigos.» (Isaías 66:6, La Biblia de las Américas). Al texto la SWT trata de ponerle un significado que no tiene. El texto dice que la voz de Jehová viene del templo (naós), y es precisamente en naós el santuario interior, donde estaba el Arca del Pacto o Arca de Jehová y la presencia de divina. Este pasaje no favorece la explicación presentada por la SWT.

Obviamente, por la descripción de Apocalipsis 7:9-15 coloca a una grande muchedumbre «la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero » en el cielo mismo, porque el trono de Dios está en los cielos, además que el verso 15 del capítulo 7 de Apocalipsis nos asegura que estos que « están delante del trono de Dios, y le sirven de día y de noche en su templo [naós]». Esta palabra griega naós, utilizada en este verso, coloca a esta inmensa muchedumbre de personas en el cielo mismo, en su misma presencia, en su Santuario [naós]. Otro texto que proclama también la ubicación, dice: «Después de esto oí una gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.» Apocalipsis 19:1(Versión, Reina Valera 1960)

O como dice la propia traducción de la SWT: «Después de estas cosas oí lo que era como una voz fuerte de una grande muchedumbre en el cielo. Dijeron: "¡Alaben a Jah! La salvación y la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios. (Rev. 19:1 T.N.M.) Ciertamente, el santuario (que estará en la tierra a través de la Santa ciudad que desciende en el milenio) es un regalo de Dios para todo aquel que cree, y no limitado a un número de 144.000 personas. La palabra de Dios expresa en Mateo 12:37 « Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado ». Termino este artículo citando de sus propias palabras en la publicación de la SWT ¿Es esta vida todo cuanto hay?, edición 1974, p. 46 la cual dice: «Al saber estas cosas, ¿qué hará usted? Es obvio que el Dios verdadero, el mismo que es "el Dios de verdad" y que odia las mentiras, no mirará con favor a personas que se apegan a organizaciones que enseñan falsedad…Y, en realidad, ¿quisiera usted estar siquiera asociado con una religión que no hubiera sido honrada con usted? »

Comentarios finales:

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el santuario por la sangre de Jesucristo, prosigamos a la meta del supremo llamamiento, para estar ante la presencia de Dios y Su Hijo Jesucristo (Heb. 10:19).

En Apocalipsis, sin embargo, se nos dice que el tabernáculo de Dios estará con los hombres en la nueva tierra y Dios estará con sus fieles para siempre. Dice Así: “oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos” (Apo. 21:3). Y claro, este tabernáculo está, al parecer dentro del templo celestial (Apo. 15:5). Si es así, entonces la ciudad celestial que baja a la tierra traerá a Dios en su templo y en su tabernáculo.

Abraham esperaba, dice la Escritura, la venida de la ciudad que no fue hecha por hombre alguno, sino por Dios. Dice así: “Porque esperaba la ciudad con fundamentos, el artífice y hacedor de la cual es Dios” (Heb. 11:14). Esa ciudad es vista por Juan descender en Apo.21:3, la cual trae el templo del tabernáculo del testimonio, y Dios morará junto con sus hijos humanos inmortales por siempre. Con esto queremos decir que si bien hay una sola esperanza para la iglesia o los salvos, no tiene que ser necesariamente en el cielo. Creemos que el cielo estará en la tierra, o lo que es lo mismo decir, que el reino de los cielos estará en la tierra.

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EL DIABLO Y EL CORÁN

Satanás es también el nombre con el que se generaliza en el Corán hasta el Día del Juicio a todos los seres comprometidos a llevar al ser humano al extravío. Iblis es el principal ser malvado, quien se rebeló contra Dios cuando Él creó a Adán.

Según el Corán, Dios creó a Adán y luego llamó a los ángeles para que se postraran ante él. Los ángeles obedecieron esa orden pero Iblis se negó y afirmó, impíamente, que era superior al ser humano. Debido a su desobediencia e insolencia, fue expulsado de la presencia de Dios.

Antes de alejarse pidió a Dios que le otorgue un período de tiempo con el propósito de tentar a la gente, apartarla del camino recto y así extraviarla. De ese modo hizo y hace los mayores esfuerzos para conseguir que la mayor cantidad posible de humanos se sometan a él. Dios proclama entonces que enviará al Fuego a Satanás (Iblis) y a sus seguidores. El Corán lo expresa así:

Y os creamos. Luego, os formamos. Luego dijimos a los ángeles: "¡Prosternaos ante Adán!" Se prosternaron, excepto Iblis. No fue de los que se prosternaron.

Dijo (Dios): "¿Qué es lo que te ha impedido prosternarte cuando Yo te lo he ordenado?" Contestó (Iblis): "Es que soy mejor que él. A mí me creaste de fuego, mientras que a él le creaste de arcilla".

Dijo (Dios): "¡Desciende, pues, de aquí! ¡No vas a echártelas de soberbio en este lugar…! ¡Sal, pues, eres de los despreciables!"

Dijo (Iblis): "¡Déjame esperar hasta el día de la Resurrección!".

Dijo (Dios): "¡Cuéntate entre aquellos a quienes es dado esperar!".

Dijo (Iblis): "Como me has descarriado, he de acecharles en Tu vía recta.

He de atacarles por delante y por detrás, por la derecha y por la izquierda. Y verás que la mayoría no son agradecidos".

Dijo (Dios): "¡Sal de aquí, detestable, vil! ¡He de llenar el infierno de tus secuaces! ¡De todos vosotros!" (Corán, 8:11-18).

Después de ser expulsado de la presencia de Dios, Satanás dio comienzo a la lucha que durará hasta el Día del Juicio. Desde entonces se ha acercado a las personas de modo artero, ha trazado planes para extraviarlas y ha usado métodos nunca vistos para ese fin. Para que lo entiendan mejor, Satanás es un enemigo que puede aproximarse al ser humano con mucha astucia. Por esta razón tienen que permanecer vigilantes para escapar de su acecho.

Nunca olviden que Satanás está emboscado en todo momento haciendo planes en contra de ustedes. Por ejemplo, intenta que no lean este artículo, que no mediten lo leído y que no hagan buenas acciones; busca que sean irrespetuosos y desobedientes hacia sus mayores; se esfuerza para que no agradezcan nada a Dios, no recen y no digan permanentemente la verdad. Deben tratar siempre que Satanás no les engañe, ni les impida ser personas de buena conducta ni evite que escuchen la voz de sus conciencias.

Deben buscar refugio en Dios y pedirle ayuda cuando les sobrevenga un mal pensamiento o cuando no quieran hacer una buena acción, ya que todas esas son triquiñuelas de Satanás. Nunca olviden que Satanás no tiene ninguna autoridad sobre quienes se aferran a la fe.

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IRENEO DE LYÓN Y EL DIABLO LITERAL

Ireneo de Lyón y el diablo literal
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Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Para quienes no lo conozcan, Ireneo de Lyón, reconocido en el ámbito cristiano como uno de los más grandes padres de la Iglesia cristiana primitiva, notable apologista de la sana doctrina del siglo II y III D. C. Su carta de reputación lo avala como un apologista ortodoxo que combatió las principales herejías de su época, ajenas al los fundamentos del verdadero cristianismo. Ireneo de Lyón fue nada más ni nada menos discípulo de Policarpo de Esmirna, y este último del apóstol Juan.

Fue el mismo Policarpo quien lo envió a las Galias el 157 D. C, y en el 177 D. C. y en Lyón profesó el ministerio de presbítero. Combatió el movimiento de los montanistas, muy parecido al movimiento extravagante pentecostal de la actualidad.
Se piensa que su muerte resultó entre el 202 y el 208 de nuestra era.
Ireneo de Lyón, en su tratado «Contra Herejías», teniéndose en cuenta el antecedente de importancia que lo respalda como «un gran hombre de Dios», escribe sobre la «literalidad de la persona del diablo». Así que, presentamos, una prueba fidedigna más, tradicionalista, histórica y veraz, contundente en demasía, que refuta la teoría errónea cristadelfina de que el diablo es una "representación alegórica de la maldad evocada por el pecado inherente en la humanidad caída y depravada".
Vemos a continuación:

2.10. El padre de la mentira

23,1. Porque ya se había acostumbrado a mentir contra Dios, con tal de seducir a los hombres. Al principio Dios había dado al hombre toda suerte de alimentos, y sólo le prohibió comer de un árbol, como en la Escritura Dios dijo a Adán: «Puedes comer de todo árbol del paraíso, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; pues el día que comieres de él, morirás de muerte» (Gén 2,16-17). El (diablo), mintiendo contra Dios tentó al hombre, como en la Escritura la serpiente dijo a la mujer: «¿Por qué dijo Dios: No comerás de ningún árbol del paraíso?» (Gén 3,1). Ella rechazó la mentira, y con simplicidad mantuvo el precepto al responder: «Podemos comer de todo árbol del paraíso, pero sobre el fruto del árbol que está en medio del paraíso, dijo Dios: No comeréis de él ni lo tocaréis, para que no muráis» (Gén 3,2-3).

Habiendo la mujer explicado el mandato de Dios, (el diablo) habituado a la astucia de nuevo la engañó usando otra mentira: «No moriréis de muerte. [1185] Dios sabía que si un día coméis de ese árbol, se abrirán vuestros ojos, y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gén 3,4-5). En primer lugar, en el paraíso de Dios disputaba sobre Dios, como si éste estuviese ausente; ignoraba, en efecto, la grandeza divina. En seguida, habiendo oído de ella que Dios habría dicho que ellos morirían si gustaban de tal árbol, añadió otra mentira: «No moriréis de muerte». Mas, como Dios es veraz, y en cambio la serpiente es mentirosa, los efectos probaron que la muerte sería la consecuencia si ellos comían. Al mismo tiempo ellos gustaron del bocado y de la muerte; porque comieron por desobediencia, y la desobediencia produce la muerte. Por eso fueron ellos entregados a la muerte, pues se hicieron sus deudores.

23,2. Porque ellos murieron el mismo día en que comieron y se hicieron deudores de la muerte, por ese motivo uno solo es el día de la creación: «Se hizo tarde y mañana, día primero» (Gén 1,5). En el mismo día comieron y murieron. Considerando el ciclo y el curso de los días, de acuerdo al cual se les llama primero, segundo y tercero, si alguien quiere investigar con diligencia cuál de los siete días murió Adán, lo descubrirá a partir de la Economía del Señor. Porque él, para recapitular en sí a todo el hombre desde el principio hasta el fin, también recapituló su muerte. Es claro que el Señor, por obediencia al Padre, sufrió la muerte el mismo día en que Adán murió por desobedecer a Dios. Y en el mismo día en que comió, en ese día murió, pues Dios le dijo: «El día en que comiéreis, moriréis de muerte» (Gén 2,17). Para recapitular en sí mismo ese día, el Señor asumió la pasión la víspera del sábado, o sea el sexto día de la creación, en la cual el hombre había sido plasmado, a fin de darle mediante su pasión la segunda creación, fruto de su muerte.

Algunos incluso ponen la muerte de Adán en el año mil, [1186] porque «los días del señor son como mil años» (2 Pe 3,8; Sal 90[89],4). Adán no sobrepasó, pues, los mil años, sino que murió dentro de ellos, para cumplir la sentencia de su transgresión. Sea, pues, por la desobediencia que lleva a la muerte, sea porque desde entonces fueron entregados a ella y se hicieron deudores de la muerte, sea porque murieron el mismo día en que comieron ya que fue el primer día de la creación, sea por el ciclo de los días pues murieron el mismo día en que comieron, es decir en la Pascua (que significa la cena pura393) que cae en viernes (día que el Señor eligió para sufrir), sea porque Adán no sobrepasó los mil años sino que murió dentro de ellos: según el significado de todos los hechos anteriores, Dios se mostró veraz. Murieron los que comieron del árbol, y la serpiente se manifestó mentirosa y homicida, como el Señor dijo refiriéndose a ella: «Desde el principio es homicida y no permaneció en la verdad» (Jn 8,44).

2.11. El miente desde el principio

24,1. Así como mintió al principio, también mintió al final, cuando dijo: «Todo esto me ha sido entregado y lo doy a quien quiero» (Lc 4,6). Pues no es él, sino Dios, quien delimitó los reinos de la tierra: «El corazón del rey está en manos de Dios» (Prov 21,1). Y por Salomón dice la Palabra: «Por mí reinan los reyes y los poderosos ejercen la justicia; yo exalto a los príncipes y por mí los jefes reinan sobre la tierra» (Prov 8,15-16). Y sobre lo mismo, escribe Pablo: «Sujetaos a las autoridades constituidas; pues el poder no viene sino de Dios. Y las que hay están establecidas por Dios» (Rom 13,1). Y también dice refiriéndose a ellas: «Pues no sin motivo lleva la espada, pues es un ministro de Dios, para tomar venganza con dureza de los que obran el mal» (Rom 13,4). No dice esto a propósito [1187] de los poderes angélicos ni de príncipes invisibles, como algunos se atreven a interpretar, sino de los gobiernos humanos, pues dice: «Por eso pagáis tributos, pues son ministros de Dios y en eso ejercitan un servicio» (Rom 13,6). El Señor confirmó lo mismo, no haciendo caso de los engaños del diablo, cuando mandó a Pedro pagar a los cobradores el tributo por sí y por él, porque «son ministros de Dios y en eso ejercitan un servicio».

24,2. Una vez que el hombre se apartó de Dios, se convirtió casi en una fiera, de modo que tuvo por enemigo incluso al de su propia sangre, y se entregó a todo tipo de desorden, homicidio y avaricia, sin temor alguno. Por ello Dios impuso el miedo a los hombres, ya que no conocían el temor a Dios; los sujetó al poder humano y los controló con la ley, a fin de que ésta ejerza una cierta justicia y los hombres se controlen unos a otros, temiendo la espada que abiertamente los amenaza, como escribe el Apóstol: «No sin causa lleva la espada; porque es ministro de Dios, para ejercer la cólera y la venganza contra quien haga el mal» (Rom 13,4). Por este motivo a los magistrados, revestidos de la ley como divisa, no se les pedirá cuenta ni se les castigará por todo aquello en que actuaren de manera justa y legítima. En cambio, si hicieren algo inicuo e impío para dañar al justo o para contravenir la ley, o ejercitaren su servicio de modo tiránico, perecerán; porque el justo juicio de Dios se aplica a todos por igual y no falla en ningún caso. Dios, pues, estableció el reino de la tierra en favor de los gentiles (no lo hizo el diablo, porque siempre anda inquieto, más aún porque pretende siempre que los pueblos no vivan en paz), a fin de que, temiendo el poder humano, los hombres no se traguen unos a otros como los peces, sino que por la disposición de la ley controlen la multiforme injusticia de los paganos. En este sentido son ministros de Dios. Y si son ministros de Dios, los que nos cobran los impuestos en ello ejercitan un servicio.

24,3. «Toda autoridad ha sido dispuesta por Dios». Es, pues, claro que el diablo miente cuando dice: «Todo me han sido entregado y lo doy a quien quiero». Aquel por cuya disposición existen los hombres, también con su mandato establece a los reyes adecuados a los tiempos y personas [1188] sobre las que reinan. Algunos son elegidos para la corrección y el provecho de los súbditos y para conservar la justicia; otros para infundir temor, castigo y reproche; otros para la vanidad, insolencia y orgullo, según los súbditos lo merecen; pues, como hemos dicho arriba, el justo juicio de Dios recae igualmente sobre todos. Mas el diablo, siendo un ángel apóstata, puede hacer solamente lo que hizo desde el principio: seducir y arrastrar la mente del hombre a transgredir los preceptos de Dios, y cegar poco a poco los corazones de aquellos que se dedican a servirlo; de este modo les hace olvidar al verdadero Dios, y adorarlo a él como si fuese Dios.

24,4. Es como si un rebelde, habiéndose apoderado por la fuerza de una región, perturbara a quienes viven en ella, y reivindicara para sí la gloria del rey para gobernar a aquellos que ignoraran que es un ladrón y un rebelde. Del mismo modo el diablo, siendo uno de los ángeles elevados sobre los aires, como escribió el Apóstol Pablo en su Carta a los Efesios (Ef 2,2), por envidia del hombre (Sab 2,24) apostató de la ley divina: pues la envidia es ajena a Dios. Y como en el hombre quedaron desenmascarada su apostasía y al descubierto sus intenciones, el diablo se fue haciendo cada vez más enemigo del hombre, envidiando su vida y queriendo aprisionarlo en su poder rebelde. En cambio el Verbo de Dios hacedor de todas las cosas, venciendo al diablo por medio del hombre y dejando al desnudo su rebeldía, sujetó al diablo al poder del hombre, cuando dijo: «Os doy el poder de pisotear serpientes y escorpiones y sobre todo poder del enemigo» (Lc 10,19). De esta manera, habiendo él dominado al hombre por la apostasía, su rebelión quedó anulada por el hombre que retorna a Dios.

Dios les bendiga siempre.